TIERRA

Construir con tierra: de lo global a lo local

COMPARTIR
  • test :

Históricamente, la construcción que utilizaba tierra y otros materiales naturales para su ejecución se adecuaba a las condicionantes del lugar. Hoy en día, esta tecnología constructiva es revisitada y se presenta como una respuesta coherente en el nuevo escenario de la sostenibilidad.

Vivienda de adobe y tecnicas mixtas en Villa La Angostura (Argentina). Arq. Marco Aresta y Arq. Giluia Scialpi (2012). Credito de foto: G. Scialpi

De esta manera, la tierra resurgió como material constructivo y queda atrás su asociación con la precariedad. Tanto sus aspectos ambientales -poca energía incorporada para la construcción, capacidad de regular temperatura y humedad interior de los espacios- como sus aspectos sociales y económicos -promoviendo la cohesión social y la transmisión de saberes populares, el estímulo a actividades locales y la optimización de recursos- permiten clasificarlas como sostenibles.

En este contexto se ubica como una tecnología dentro de la bioconstrucción, denominación bastante habitual cuando se habla de este tema aunque ese término refiere a toda construcción que utilice materiales naturales con bajo grado de transformación, como la madera, las fibras vegetales o los pétreos. También se la denomina genéricamente como construcción con barro, pero no siempre se usa tierra y agua hasta alcanzar una mezcla barrosa ya que según la cantidad de agua incorporada se pueden obtener resultados distintos.

Es aquí donde se abre el amplio abanico de técnicas constructivas: en el caso de la tapia, la tierra se usa en estado húmedo, con poca agua, y se la compacta dentro de un encofrado para levantar muros monolíticos; en el caso del adobe, se moldean los bloques a partir de una mezcla de tierra en estado plástico y se los deja secar antes de ser usados y en el caso de la tierra alivianada, se combina gran cantidad de fibras de paja con tierra arcillosa en estado líquido, tanto para ser apisonada como para producir bloques o rellenar tramas de madera. Ésta última puede recibir distintos nombres en español, como fajina en Uruguay, quincha en Argentina, Chile y Perú o bahareque en América Central.

Este aprendizaje llevó al ser humano cientos de años, a partir del ensayo y el error, y hoy en día se complementa con conocimiento científico que apoya y reconoce el conocimiento empírico. Por lo anterior, existen doce técnicas básicas, identificadas por CraTerre (Francia) que se repiten en todo el mundo, adaptadas en cada región a sus propias condiciones, dando lugar así a variantes que enriquecen las culturas constructivas locales.

Oficinas de tapia en Taquarivai, San Pablo (Brasil). Arq. Fernando Minto y Arq. Rafael de Oliveira (2012). Imagen: P. Heise

Textos: Arq. Alejandro Ferreiro. Este artículo fue publicado originalmente en las Revistas Ecomanía de Uruguay #21 y Argentina #41 en el mes de mayo de 2018, como parte del aporte del Comité de Sostenibilidad de FADU / UDELAR a esta Revista.